El crecimiento económico no se ha repartido de manera

equitativa, y estamos asistiendo a una nueva era de la desigualdad, donde el uno por cien de la humanidad posee la mitad de la riqueza total. Sin duda, se trata de una cuestión ética y de justicia social, que en general pensamos que es asunto de la administración estatal. Proponemos desde este texto reivindicar el papel que puede aportar –está aportando de hecho- la acción desde el ámbito local en el diseño e implementación de buenas políticas y programas para avanzar en el equidad y el desarrollo local sostenible (socialmente inclusivo, ambientalmente durable y económicamente viable y eficiente).

 

La igualdad no buscará que todos seamos iguales en estilos de vida, cultura o formas de ser, o que tengamos las mismas ocupaciones o economías, pero sí que todos los miembros de la sociedad tengan oportunidades similares de llegar a ser socialmente activos, políticamente influyentes y económicamente productivos.

Por un Alausí en equidad de condiciones!